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domingo, 30 de octubre de 2011

El derecho de autodeterminación de los pueblos ¿Independencia y socialismo?

Tras el alto el fuego anunciado por la banda terrorista (no se le puede llamar de otra forma) ETA ha abierto nuevos pasos hacia la búsqueda de la autodeterminación por parte de los trabajadores de todo el Estado Español. Sin embargo, hay que analizar la situación correctamente y desde un punto de vista de clase para avanzar hacia un derecho que debe ser reconquistado no sólo por parte de los vascos, catalanes o gallegos sino por parte de todos los trabajadores que vivimos en el resto del Estado.

1) Un poco de historia

Hay que tener en cuenta que el Estado, como bien explicaba Engels, no es un objeto abstracto alejado de la sociedad sino que refleja las luchas de clase. La clase dominante económicamente tendrá el control del Estado, que usará a su propia voluntad. El Estado Feudal, dividido a interés de la nobleza, es un ejemplo del mismo.

El derecho de autodeterminación surge propiamente en la revolución burguesa. Frente al hecho, corriente por entonces, de que los distintos reyes de territorios o imperios se intercambiasen ciudades o territorios como si se trataran de cromos (pasando a depender de tal o cual soberano); la burguesía planteaba una postura más progresista: la soberanía nacional. El poder emana de la nación que es representada por un parlamento formado mediante voto censitario (en aquel entonces). Esto hizo validar "los intereses de la nación" sobre el resto de individualidades, justificando así la centralización francesa con la eliminación de aduanas internas y la eliminación de los feudos, permitiendo a los comerciantes entrar libremente por donde quisieran. Mejoró el libre comercio y los transportes de mercancías. Lo problemático de aquel proceso fue, por ejemplo, la eliminación de las lenguas autóctonas del lugar como el bretón.

En el siglo XIX los trabajadores y sus respectivas burguesías de los diferentes reinos italianos y los territorios que controlaban Austria y los Estados Pontificios se unieron para conseguir un Estado: Italia. Al igual que en el caso de Alemania, la unión de Italia fue un gran progreso para la organización de los trabajadores allí.

Pero, como hablabamos al principio, fueron los intereses de la burguesía los que se pusieron sobre el tapete. De esta forma tan inocente, en el siglo XIX y XX, sectores de la burguesía vasca (Sabino Arana) y catalana (Francesc Cambó) ante su competición con la burguesía centralista plantea el nacionalismo de las respectivas nacionalidades frente al centralismo españolista. Defendieron, según el viento soplara, la independencia o no de Euskal Herria y Catalunya. Algunas veces propugnaban la secesión y en otras la conquistas de "cotos de independencia"; pero algo tenían claro: los trabajadores españoles no podían unirse a los trabajadores vascos.

Los socialistas, entre ellos Tomás Meabe, fueron firmes defensores de la unidad entre trabajadores vascos y españoles en defensa del socialismo. La postura internacionalista que se defendía con respecto a Marruecos, Cuba y Filipinas frente a la posición imperialista de España era un claro ejemplo de una postura de clase que nunca llegó a manifestarse en las nacionalidades oprimidas del Estado Español hasta los años 70, cuando el PSOE defendía el derecho de autodeterminación. Si no lo defiende ahora es porque, tras los pactos de la Moncloa y su subida al carro de la negociación de clases y el reformismo, no entendió en última instancia la cuestión de clase que impregna al propio Estado ni la necesidad de la unión de trabajadores vascos, catalanes, gallegos y españoles en la conquista del socialismo con el que se puede conseguir la autodeterminación. Nosotros, los trabajadores españoles, no queremos oprimir a los demás trabajadores.

Fue James Connoly, y Lenin cogería de él sus ideas respecto a la cuestión nacional, quien dio un paso más dentro del socialismo sobre la cuestión nacional. Irlanda, antes de 1916, era una colonia inglesa más cuya burguesía (la inglesa) exprimía al pueblo irlandés. El Alzamiento de Pascua de 1916 fue el primer intento de llevar una revolución en Irlanda para derrocar, no sólo independizar a Irlanda, el capitalismo.

Después, tras la guerra de Independencia, se dividieron en dos sectores: los pro-tratado con inglaterra y los anti-tratado. Sin embargo, en el fondo, la división social representada no era por el tratado o por favorecer a Collins frente a De Valera; sino en si se quería una Irlanda totalmente independiente economicamente y politicamente o si se quería una Irlanda sometida a la esclavitud capitalista: entre socialismo o capitalismo.

Esta es la auténtica cuestión. Esta es la cuestión que ha dividido a la Izquierda Abertzale y en ETA. Las diferentes escisiones que ha tenido ETA respecto al uso de las armas responde a lo mismo: el socialismo no se consigue mediante el terrorismo individual ¡Se consigue mediante la movilización de las masas como en America Latina o en los Países Árabes!

2) Perspectivas

Teniendo estos hechos en cuenta y aprendiendo de la experiencia ¿qué es lo que nos vamos a encontrar? La gente de la calle, que no está influenciada por prejuicios, mira atentamente el proceso y piensa "si ahora ha "acabado" ETA, si la IA quiere luchar políticamente ¿para qué la Ley de Partidos? ¿Para qué seguir alejando a presos que no tienen delitos de sangre y que estan acusados de pertenencia a organización ilegal?

Si la gente vota a Bildu o a cualquier otro partido de la IA es precisamente porque tiene simpatías por su acercamiento al socialismo. No se trata de que, en general, la gente tenga que estar a favor impepinable de la independencia; sino que la gente quiere Socialismo y sea el socialismo en España o en el País Vasco lo quieren. ¡Y mejor si además pueden decidir que hacer con su independencia o no!

Por esta razón va a ser más importante, ahora más que nunca, abandonar posturas sectarias y antisocialistas (antimarxistas) como las que tienen algunos dirigentes de ELA y LAB o los que tienen CCOO y UGT. Los trabajadores de todos los territorios del Estado Español tenemos que unirnos en contra del capitalismo defendiendo un programa de clase entre cuyos derechos está la autodeterminación de los pueblos.

Cuando el PP dice aquello del "Estado de Derecho" (y cualquiera que lo haya mencionado también sea de "izquierdas" sean los dirigentes como Rubalcaba o dirigentes como Cayo Lara (“se trata de una gran victoria de las fuerzas democráticas que hemos defendido siempre la aplicación del Estado de Derecho. Estamos ante un momento histórico, que debería haberse producido tras la conquista de la democracia, evitando así tanto dolor y tantas víctimas inútiles, con las que somos solidarios y que merecen hoy un reconocimiento especial”.)¡LAMENTABLE, POR CIERTO! ¡COMO UN REFORMISTA MÁS!) es porque temen que una alternativa socialista pueda darse en Euskadi. ¡Cómo no!. Sin embargo no hay que confiarse. En Catalunya hemos visto como los ojos de ERC están cada vez más puestos sobre CiU y, posiblemente, si no se forja una dirección revolucionaria al margen tanto del reformismo como de los sectores enquistados poco va a durar la simpatía en la IA.

En el PSOE también, poco a poco, se van abriendo los debates. No debemos creer que a medio plazo el PSOE se ponga a defender a las nacionalidades oprimidas, pero en los sectores más avanzados se ve esa posibilidad más cercana. Por supuesto, no hablamos de sectores avanzados a los dirigentes del PSC o del PSE que se ponen la medalla de a ver quién es más nacionalista burgués; sino de las bases del PSOE.
Ahora, tras la experiencia del pacto entre el PSOE Mallorca y Unio Mallorquina, los militantes de base de dicha federación dijeron alto y claro "no somos independentistas, somos socialistas".

Efectivamente, nosotros no defendemos la independencia como tal, defendemos el principio de autodeterminación de los trabajadores sin influencias externas ni de clases ajenas ni de organismos externos. No queremos un Kosovo que responde a intereses externos, queremos socialismo y queremos que democráticamente los trabajadores decidan en la economía y en la gestión política. Y eso incluye la autodeterminación.

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