Ataque frontal contra la conciencia de los estudiantes

La extendida portada, que ya ha tenido un lugar en la historia, publicada por La Razón expresa la histeria colectiva dentro de los sectores más reaccionarios de esta sociedad. La convocatoria del 10 de mayo ha sorprendido. Mientras que, tras el 29 de marzo, el horizonte parecía tranquilo sin convocatorias ni huelgas y los alumnos ya estaban pensando en los exámenes el Gobierno sacó un decreto en el que practicamente expulsa a los hijos de los trabajadores de todas las ramas educativas. Desde Infantil, donde no hay una base pública fuerte, hasta la Universidad.

En secundaria y bachillerato han dado un paso más en el empeoramiento de las condiciones. Se plantean despedir entre 50000 a 100000 profesores y, como consecuencia, permiten aumentar el ratio por aula hasta permitir que haya 40 alumnos por clase. En la FP aumentarán los alumnos que no podrán acceder y en la universidad habrá un aumento de tasas del 50%.

Esto es importante explicarlo porque  los alumnos que salen esta mañana en La Razón o no se enteran de lo que está pasando o simplemente les importa poco. No estamos hablando de que afecte a todos los alumnos por igual, afectan a los hijos de la clase obrera. Aquellos que se pueden permitir una academia o pueden permitirse pagar una universidad privada no les afecta estas medidas. 

El 10 de mayo, aún no habiendo sido el baño de masas de las movilizaciones de octubre, si que es verdad que han servido políticamente para una cuestión. Que los sindicatos planteen movilizaciones el 22 de mayo en todo el Estado, en la educación pública y privada y en todas las ramas educativas protestando contra los recortes. Sólo la unión de los trabajadores y estudiantes podrá parar los recortes. 

Esto es lo que más duele. No el llevar a miles de estudiantes, sino el contenido y orientación política con la que se ha marchado a la convocatoria. 

Si se lee bien los dos artículos que saca este "periódico" reaccionario podemos ver algunos puntos que deberíamos destacar.

En primer lugar se puede decir que ataca a todos los jóvenes que, simplemente, se preocupan por su futuro y luchan contra los ataques participando en la vida política. Hace 10 años nos decían "hay que participar en política". La misma burguesía animaba a que fuéramos a los órganos de representación- "donde se pueden hacer las cosas" decían-, seguramente para que nos lleváramos una decepción y no dieramos una lucha en condiciones. Ahora la cuestión política significa un paso adelante en la conciencia y eso es lo que más temen. Con las revoluciones en los países árabes y la patata caliente griega cualquier día puede la clase obrera plantear el socialismo y tirar abajo el sistema. De hecho atacan directamente al Sindicato de Estudiantes por su orientación al movimiento obrero y por su posición política de izquierdas. ¿Por qué les preocupa que un miembro del S.E se dirija a los trabajadores de Gijón? No quieren que conozcamos la realidad política y sindical antes de enfrentarnos a ella directamente; no quieren que seamos más fuertes con el movimiento obrero. 

Pero hay más. Siguen dando guerra con el tema de las subvenciones. ¿Acaso no ha sido una conquista del movimiento obrero el que parte de los impuestos que paga la clase obrera vayan para sus organizaciones? El Sindicato de Estudiantes defiende que dichas subvenciones es mejor que las obtengan organizaciones de izquierda que de derechas. Sin embargo, en ningún momento dependen de ellas. ¿Cómo lo hacen? A través de la venta de bonos, rifas, colectas... vamos ayudándose en la solidaridad. ¡Si acaso la amada Iglesia de los reaccionarios hiciera esto!

Los estudiantes de esta mañana se pueden destacar en dos cuestiones: su baja conciencia política y que son del San Pablo CEU. 

Francisco José confiesa que vive al margen de toda la «movida» de protesta estudiantil. «La verdad es que no me siento representado por los sindicatos de estudiantes porque pienso que todos ellos están politizados». Pero a medida que este brillante estudiante de Albacete comenta la labor de los representantes sindicales va elevando el tono de su discurso. «En realidad, lo que pienso es que todos ellos son una panda de estudiantes que consideran que porque han acabado el instituto tienen la potestad de erigirse en los representantes de todos los estudiantes. Es el protestar por protestar. Nada más. Es una cuestión hasta estética. Piensan que protestar es lo guay».

¿Acaso tiene algún sentido estas palabras de este "superdotado"? No sé como será en matemáticas, de hecho yo estudio matemáticas y compatibilizo mis estudios con la política, pero parece que no es muy lince en eso de la lógica (básica en matemáticas por cierto). Para empezar ¿Por qué iba a malgastar el tiempo una persona en protestar por protestar? ¿Qué tendrá que ver acabar con el instituto con ser representante de estudiantes de universidad? ¡Qué pensamiento tan profundo!

Por supuesto de los del CEU no hablamos...

Aunque es verdad que hay gente normal en toda la entrevista, alguno/a tendría que haber, hay que decir que; si yo fuera apolítico o no estuviera ni de acuerdo con el Ministerio ni con las protestas; no se me ocurriría conceder una entrevista a La Razón. Pero es lo que hay PARA ALGUNAS COSAS SÍ QUIEREN  SER Y PARA OTRAS NO...

Ojalá nos hubieran preguntado a alguno de nosotros...


La juventud es la llama de la revolución proletaria. Eso es lo que temen, esa llama que prende Europa y el mundo. Y sí tienen que ver las reivindicaciones anticapitalistas con defender la educación pública. El capitalismo nos condena a un sistema de esclavismo y miseria. Porque cuando se despiden profesores, están quitando puestos de trabajo que nosotros podríamos ocupar. Porque cuando se despiden a trabajadores del PAS, se están quitando puestos de trabajo que nosotros podríamos ocupar. Cuando se despiden a trabajadores del ayuntamiento, se están quitando puestos que nosotros podríamos ocupar. Lo mismo ocurre en el ámbito privado. 


La única forma de defender a la universidad y los institutos es con un programa de clase y alternativo a este sistema. No queremos nacionalizar con dinero público a Bankia, queremos expropiar sin indemnización a Bankia poniéndola bajo control de los trabajadores. Lo mismo con los otros bancos.  Con dichos recursos se podría defender la educación y los servicios públicos.