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lunes, 19 de diciembre de 2011

La necesidad de organizarse: ya no hay excusas

La perspectivas de nuevos ataques contra el movimiento obrero, más duros y más fuertes que en épocas anteriores, va a ser la dinámica del nuevo tiempo que nos espera.

En muchas empresas, barrios y países se está viendo como la impotencia hunde al individuo y lo condena a la miseria. Sin embargo, con la impotencia no solucionamos nada y las movilizaciones de masas que hemos visto estos meses atrás han confirmado cómo la gente se da cuenta de la necesidad de luchar.
El 15M sirvió para romper con todas las ataduras y prejuicios. Pero, al no tener una perspectiva política, ha ido decayendo y la gente ve la necesidad de organizarse. La afiliación sindical ha aumentado y crece el interés por conocer lo que se mueve en los partidos. Ahora bien ¿Con qué ideas debemos entrar a los partidos tradicionales de la izquierda? ¿Cómo se debe participar en dichas organizaciones?

1) Reformismo vs revolución: la fractura es inevitable.

Los dirigentes de los partidos tradicionales de la izquierda (PSOE, PCE) y de los sindicatos mayoritarios (UGT y CCOO) en los últimos años han defendido un punto del "socialismo" que difiere del interés general: el reformismo. En definición el reformismo constituye la adopción de la idea de que el capitalismo es el único sistema económico posible y que sólo a través de pequeñas reformas, dentro del sistema, se conseguirán mejoras para los trabajadores.

Los marxistas y los socialistas que no creen en el capitalismo, defienden otra teoría: la revolución. Ningún marxista (de la familia comunista o de la familia socialista) desdeña las reformas. Las reformas se han conseguido a base de victorias parciales en la lucha de los trabajadores contra el sistema. No ha sido voluntad de la clase capitalista, ha sido la lucha de los trabajadores. Las reformas, que no serán eternas dentro del sistema capitalista, son producto de la lucha llevada contra el sistema; reivindicaciones de los trabajadores que al fin y al cabo tienen que vivir en el "hoy". Las masas no están constantemente combatiendo, no están siempre en la trinchera. Las huelgas son combates muy duros, "la lucha de clases es la peor de las guerras" decía Lenin, en los que los trabajadores pierden su sustento y las presiones cotidianas hacen mella. Lejos del "alegre combate" que grupos como Izquierda Anticapitalista mencionan, la huelga y la movilización es un camino duro, pero útil. Las reformas sirven como escalón ante el cual dar un paso más en la conciencia de los trabajadores que entienden, frente a los parlamentarios charlatanes, la necesidad de la lucha y la extensión entre los obreros.

Parlamentarios charlatanes, sí. ¿Qué decir del parlamentarismo? ¿Debemos renegar a usarlo? Los marxistas pensamos que el trabajo en las instituciones no puede quitar el trabajo en la calle. Es decir, combinamos el trabajo en el parlamento como medio de agitación pero priorizando en la calle mediante las huelgas y las manifestaciones.

Estos debates se van a volver más entretenidos e interesantes en el seno del PSOE e IU. ¿Acaso la dirección de ambos no representan el mismo reformismo basado únicamente en el parlamentarismo y sin una orientación clara hacia el movimiento obrero? Y digo dichos partidos porque va a ser improbable que ahora mismo los trabajadores e hijos de trabajadores se vayan a dirigir, en su comienzo político, a las organizaciones pequeñas y más "radicales" del espectro de la izquierda.


2) Represión contra la burguesía o represión de la burguesía

El anarquismo más purista, siempre criticado desde este blog, ha defendido desde tiempos inmemoriales como debería ser la sociedad según estos profetas. Y lo que vemos, a diferencia de lo que nos cuenta el profeta, es un desierto para la clase obrera. Cuando en 1936 los anarquistas tomaron Barcelona, tras derrotar el golpe, y pudieron haberse hecho con la Generalitat, y haber iniciado así la toma al poder por parte de la clase obrera, no lo hizo dando; la señora Montseny, todo el poder a la burguesía.
Sus prejuicios, el ir en contra del poder, cegaron lamentablemente los ojos de los dirigentes anarquistas.

¡Aquí solo hay una consigna: represión contra la burguesía a través del poder del Estado tomado por los trabajadores o represión de la burguesía contra los trabajadores!

Y en esa disyuntiva estaremos. Los sectores más honestos del anarquismo, del socialismo y del comunismo entrarán a entender esta cuestión fundamental.



3) Economía: ni decrecimiento ni "socialismo de mercado", sólo socialismo.

Frente a las decisiones mágicas de muchos economistas hay una cuestión clara. Ciertos grupos han lanzado la propuesta del decrecimiento. Dicha propuesta comenta la necesidad de un "decrecimiento regulado". Como bien se explicaba en El Capital de Marx, las crisis de sobreproducción no son más que crisis de reestructuración del capitalismo. A través de dichas crisis el mercado se reestablecería de forma brusca, obligando a la mayor parte de la sociedad ir al paro o cerrar los comercios. Esto, por la propia subsistencia de los trabajadores, obligaría a luchar por la toma de los medios de producción. Y, de esta forma, la revolución socialista se llevaría a cabo.

Los del "decrecimiento" no han inventado nada nuevo. Lo único que ajustan es la necesidad de regulación del consumo de los recursos. Sin embargo, en lo que falla su análisis, es que precisamente esto es LO QUE SOBRA.

Habría que dar dos críticas a este modelo. En primer lugar, la crisis capitalista ya produce dicho "decrecimiento". Sin embargo, dicha reestructuración no se basa en la necesidad de la mayoría sino en la necesidad de los capitalistas. Estamos viendo dónde se está decreciendo. La inversión pública se reduce, la reducción de la inversión privada es notoria, los despidos masivos... Luego dicho decrecimiento afecta, en gran parte, a la clase obrera. Los marxistas, por tanto, no defendemos dicho "decrecimiento". No beneficia a los trabajadores.

En segundo lugar el socialismo, entendido como la planificación democrática de la economía bajo control de los trabajadores, necesita del consumo. Es absurdo, como hacen los "decrescentes" decir que es "absurdo el aumento del nivel de vida basado en el consumo". Efectivamente el capitalismo crea el consumismo para digerir los productos que ofrecen en el mercado. Sin embargo, es falso que sea absurdo el aumento del nivel de vida basado en el consumo. Lo que habría que decir es ¿en qué hay que basar este consumo y cuanto se necesita? 


Una sociedad que gestione democráticamente sus bosques, sus parques, su ocio, sus hospitales, sus escuelas, sus materias primas y sus edificios será una sociedad con un alto nivel de bienestar. ¡Más incluso que en el Estado del Bienestar mal llamado! De hecho es curioso que los "decrescentes" defiendan el decrecimiento cuando este provoca miseria a su alrededor. Miseria y paro que no soluciona nada. En cambio, la toma de los medios de producción y la banca, solucionarían grandes problemas pendientes. ¡Hablan de decrecimiento cuando la banca se llena los bolsillos con el mismo al igual que las grandes empresas! (esta sería el tercer punto de crítica). 


Pero lo peor viene ahora. El "socialismo de mercado" ¡El peor concepto creado en la historia del socialismo! ¿Cómo puede ser la socialización de los medios de producción equiparable y su gestión democrática de la economía equiparable a un concepto como el libre mercado en el seno del capitalismo? Este concepto, inventado por el peor sector reformista de Venezuela y Cuba, hace alarde de coherencia sin tenerla. 


En Venezuela, donde aún no ha acabado el régimen capitalista, hay sabotaje de materias primas y aumento descarado de los precios por los capitalistas. No es casualidad. Si el Estado no controla el capitalismo, si los trabajadores que controlan el Estado no controlan al capitalismo, éste se levantará contra los elementos opositores y ante el desgaste los elementos más burocráticos cederán. Así ha sido el caso de sectores reformistas del PSUV que se han subido al carro del mercadeo. Y, si hace falta, atacando a los trabajadores de Mitsubishi como hicieron. 


Además, el otro ejemplo es Cuba. Cuba que demostró ser punta de lanza de la revolución en Latinoamérica mejorando la educación y sanidad, ha demostrado ser un auténtico fracaso en el aspecto económico debido a dos factores elementales: la dependencia de la URSS y la política de la burocracia del Partido Comunista de Cuba. La dependencia de la URSS provocó la concentración económica en la producción agrícola en vez de en el desarrollo industrial. Además con la falta del gran país de oriente, perjudicó a la economía cubana.
Pero esto no sólo ha sido. La burocracia de Cuba, en vez de caer en la tentación, ha caído y bien. No ha desarrollado el país y encima, para colmo, la gente se vé obligada a "resolver" (como dicen en Cuba a ganarse la vida). El problema no es el socialismo, el problema es el burocratismo. La única forma de recuperar las conquistas de la revolucion cubana es con otra revolucion socialista. 

4) Sindicalismo combativo vs sindicalismo reformista

El sindicato es la organización básica de los trabajadores. A diferencia de los partidos de izquierda, en el seno de los sindicatos hay una base fuerte de trabajadores afiliados por mejorar sus condiciones laborales. 
Para Lenin, en contestación a los "comunistas" holandeses, era una locura abandonar el trabajo en ellos. Precisamente aquí, en los sindicatos, es donde hay que trabajar en estos momentos. ¿Con qué ideas y con qué perspectivas? De ahí la necesidad de que el partido se oriente a los sindicatos con las ideas revolucionarias. Los marxistas defendemos un sindicato de clase, combativo y democrático. De clase está claro, pero ¿democrático y combativo? Democrático en el sentido de que las decisiones sean tomadas por el conjunto de los afiliados y que las decisiones de ésta se respete (centralismo democrático: de arriba a abajo. Combativo en no cesar la lucha, sólo cuando esta se agote.


4) Concluyendo.


La única forma de responder con el socialismo es organizándose en las organizaciones de izquierda con las ideas del socialismo. Organizar el partido proletario que acabe con las penurias de nuestra clase y que tenga la postura más consecuente para ello es nuestro objetivo.
Para ello hay que elaborar un programa y no desgajarse del movimiento obrero y sindical. 


Os paso un ejemplo de programa revolucionario que podéis discutir y plantear enmiendas. Os lo paso en la siguiente entrada



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